quinta-feira, 7 de fevereiro de 2019

LA BELLA JARDINERA

Musa de 29 fuegos 
Compiladora: MAR BARRIENTOS

Libro - homanaje a Matilde Zuñiga la pintora mexicana
Academia Mexiquense de Literatura Moderna - AMELIM

Biblioteca latinoamericana de literatura moderna
Programa editorial Sagitario





















Pintura de Matilde Zúñiga - LA  BELLA  JARDINERA

Poema de Dea Coirolo

La aurora viene llegando
con sus destellos de luz
y en un jardín misterioso
 espera la jardinera.
Espera solitaria en refugio encantado
que los rayos de sol deliñen los verdes azulados
de este patio sombrío de modelo andaluz.
Árboles antiguos se revisten
de intensos claroscuros y en la humedad
instalan sus reinados.                         
Escondidas, las tímidas violetas
esparcen aromas  subyugantes
y surgen las corolas, casi ocultas,
cuando la luz dibuja los contornos
de sus pequeñas flores estonteantes.
Una granada de sangre anida en su vestido
y un ramillete humilde retiene entre las manos.
¿Cuál es la pena secreta que le trae tanta congoja?
Y a pesar de que su rostro,
tiene la expresión serena,
en cada flor que plantó
ocultó penitas buenas.
Plantó blancas y puras azucenas,
y rosas claras, rosadas, con rojas entremezcladas.
Rojas que sangran ausencias, corriéndole por las venas!
Con nardos muy delicados y alhelís perfumados
cercó de fervor sagrado a Jesus crucificado.
Las dalias desmelenadas son parecidas con ella.
Cuando la brisa inestable las despeina alucinada,
muestran cabezas aztecas de plumaje coronadas
de doncellas aun vírgenes, para ser sacrificadas.
Temblorosas las dalias levantan sus corolas
y observando el espacio desde el suelo
sueñan ser mariposas para ser liberadas.
Incorporando el sueño de sus flores amadas
al azul dirige su mirada y  anhela habitar en una estrella
para cruzarlo veloz, cual fúlgida centella.
Entristecida, la jardinera espera…
Espera vivir un grande amor
que la trasporte lejos de la monotonía,
que derrumbe enhiestos girasoles
y le provoque intensos arreboles.
Estática, sentada en su jardín,
imagina pintar deslumbrantes colores
y soñando despierta apaga los ardores
de abismales deseos de hembra solitaria,
que ha escondido de todos, en flor de pasionaria.
Poco a poco se apagan los brillos de la luz,
ha llegado el crepúsculo al jardín mejicano,
de modelo andaluz.
La luna fue testigo que Matilde guardó,
atravesando la noche de los tiempos
con arte, pincel y tintas coloridas,
los intensos dolores que afligieron su vida.

Dea Coirolo  - 22/12/2017  - Gravatá – Pernambuco – Brasil.

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