GARZAS
BLANCAS
Texto
contra la violencia religiosa a la mujer en los Conventos.
Garzas blancas las monjas mejicanas caminan por las
calles, agitando las alas. Son aves religiosas, inútiles, perplejas, porque una
cadena de cuentas de rosario, encarcela en novenas todo un mundo de goces,
cerrándoles los labios.
Terribles
emisarios de castigo e pecado las pones en silencio, encerradas en claustros.
Pobres garcitas blancas de toca almidonada, ya no tienen guedejas que puedan
sacudir. Trancadas en sus celdas, solo les queda el sueño de esperar por un
hombre; un audaz adversario que lama sus heridas, que queman en su vientre como
velas bandidas.
En el
Convento obscuro, en insomnio nocturno piensan alucinadas en una llaga viva,
que se esconde en el pubis, como una rosa abierta. Me apenan estas monjas, sin
cantos en su vida, como unas garzas blancas sobre un campo segado, van buscando
alimento para encontrar heridas.
Hoy se
sabe que muchas, rezando el Padre Nuestro levantaron sus faldas, para ofrecer a
un Padre, a un Obispo, a un santo cualquiera, que cínico, le arrulló al oído.
Son hombres demoniacos, que obtuvieron la rosa, la santa rosa abierta que aun
siendo un capullo, les florecía entre los muslos.
Y después las sacrosantas Madres, de alcurnia
superior, enterraron las semillas del hurto en los patios de piedra, en el
suelo sagrado bendito por Jesús, marido idolatrado.
Hoy se
han descubierto historias de Conventos que hacen aullar los lobos, que se
esconden detrás de las sotanas. Hoy se abrieron las tumbas pequeñitas, se
rasgaron los hábitos, se pisotearon tocas.
No es de
hoy la violencia contra las pobres mujeres trancadas en sus mitos.
Son
garzas blancas las Monjas mejicanas que sacuden sus alas, libertas de sus
ritos. Y yo una visitante me conmuevo al verlas en esta tierra hermosa. En esta
tierra hermosa de agaves, de misterios, de gigantes pirámides, de mariachis, de
bordados perfectos coloridos, de serpientes de piedras que muestran la riqueza
de la cultura azteca.
Recuerdo
que mi madre cantaba con una bella voz, una música que decía: _”Méjico lindo y
querido/ si muero lejos de ti/ que digan que estoy dormido/ y que me traigan
aquí”.
Hoy
dedico a estas mujeres violadas en los templos mi pensamiento apenado: “levanten vuelo monjitas hermanas mejicanas;
libérense de las cadenas engañosas de la violencia escondida detrás de algunos
mantos, que nada tienen de santos. Las garzas mejicanas son bellas, levantan
vuelo desde el lago con una estética impecable”.
Vuelan
alto unidas en formación. ¡Imítenlas!
Dea Coirolo.
Gravatá – PE – 23/04/2019
Nota
de la autora: “Este texto está
basado en notas que hice en Ciudad de Méjico hace mas de 20 años. Hoy encontré
los apuntes guardados desde aquella época y los actualicé entendiendo que la
violencia contra la mujer se encuentra en todos los espacios, domésticos,
estudiantiles, profesionales y religiosos como en este caso”.
“Como Embajadora de
la Paz, del Cercle Universel des
Ambassadeurs de la Paix, France & Suise, lucho a través de las letras
contra este bárbaro flagelo que no deja a las mujeres vivir em paz”.